martes, 7 de abril de 2020

Un cuento para reflexionar

Buenos días, leyendo entre los libros digitales que nos ofrece Fundación Leer encontré éste que les voy a sugerir para que lean en estos días tan dífíciles que nos toca atravesar, y que a continuación copio y pego para que lo tengan a mano.
Creo que todxs (prvilegios más o menos) hemos pasado por la situación de quejarnos de algo en estos días de cuarentena por el coronavirus; así que creo este cuento puede interpelarnos a todxs. Cuando todo esto acabe ojalá hayamos aprendido algo:


EL GRANO DE CAFÉ

La hija se quejaba con su padre acerca de su vida y de como las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro. 

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una de las ollas colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. Su hija esperó impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo: - Querida hija, ¿qué ves? - Zanahorias, huevos y café - fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Le sacó la cáscara y observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humíldemente la hija preguntó: - ¿Qué significa esto, padre? El entonces le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: el agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte y dura, pero después de pasar por el agua hirviendo, se había vuelto débil y fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo, eran únicos; después de estar en el agua hirviendo, habían cambiado al agua. - ¿Cuál eres tú? -le preguntó a su hija. Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte, pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable?. ¿Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero... ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?. ¿o eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.


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PAULA SOLEDAD SALVADOR- BIBLIOTECARIA T-MAÑANA

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